viernes, 23 de octubre de 2009

Los Ayatollahs del Tribunal Constitucional

Por: Aldo Mariátegui
CORREO
23 de Octubre del 2009


LIMA De confirmarse que el TC ha decidido interrumpir la distribución de la píldora del día siguiente en los hospitales públicos, la conclusión sería que estamos entrando a una especie de régimen semiteocrático, tipo el aparentemente extinto Virreinato del Perú, y que nunca más deberíamos criticar o asombrarnos de los musulmanes cuando nos llegan noticias de que el velo se volvió obligatorio, que lapidaron a una mujer por adúltera, que un fanático cometió un atentado suicida o que le cortaron el clítoris a una niña. ¡Bienvenidos a Perustán! Ya vamos a estar como los seculares israelíes que tienen que batallar diariamente para que su Estado siga siendo laico y un oasis democrático en el Medio Oriente frente a la ofensiva diaria de los fundamentalistas judíos, estos señores que quieren imponer el descanso sabatino y las patillas largas con ropa negra al resto. O como esos republicanos yanquis que tienen que soportar que el partido de Lincoln haya sido capturado por los extremistas religiosos. Me apenó que un tipo tan normal como McCain haya cometido el desa-tino de colocar a una insoportable extremista religiosa y una pueblerina ignorante como Sarah Palin de compañera de fórmula presidencial contra Obama. Ya suficiente fue oír recientemente esas sandeces sobre obligar -¡bajo pena de prisión!- a una violada a tener un hijo fruto de ese ataque sexual o que había que alumbrar niños con serios defectos congénitos para ahora enterarse que un tribunal compuesto de gente aparentemente cuerda y moderna ha bajado la cerviz frente a la cucufatería y ha decidido que quienes son seculares (mi caso) o no cristianos tengan que obedecer los criterios religiosos de otros en su vida diaria.

Parece que mucha gente no se ha dado cuenta de que vivimos en el siglo XXI (y ya en el siglo XX eran inadmisibles estos disparates tras el glorioso año 1968). ¿Qué sigue en el TC? ¿También van a declarar que no se enseñe la teoría de la evolución de Darwin en las escuelas, negar que el hombre desciende del mono y que nos hicieron de barro? ¿Prohibirán los condones? ¿Pondrán fuera de la ley a los gays? ¿Penarán con cárcel el sexo oral? ¿Encarcelarán a los adúlteros y fornicadores? ¿Atormentarán con supercherías a los adolescentes respecto a la masturbación? ¿Volverá la censura y otra vez se desalojarán a palos los cines que pasen las películas de Pasolini, como vergonzosamente sucedió en la dictadura de Velasco en el extinto cine Roma, o se pasará La última tentación de Cristo en trasnoche, como penosamente pasó en el primer gobierno aprista? ¿Otra vez nos van a obligar a ir a misa los domingos? ¿Por qué no le cambiamos el nombre al TC por "Consejo Supremo Islámico", tipo Irán o Arabia Saudita? Además, todo el concepto es tan clasista, tan discriminador. Si soy pobre y no puedo pagarme esa pastilla -que la venden en cualquier farmacia a quien tenga para comprarla-, pues no accederé a la última opción anticonceptiva que tengo antes de acudir al abortero con su gancho de ropa o su rodada de escalera con patadas al vientre. El poeta Quevedo recitaba: "En el rico es diversión y en el pobre es borrachera". Seguimos en las mismas? Increíble cómo pueden polarizar hasta a los seculares moderados que respetamos sus prácticas y que no tenemos nada en contra del Vaticano, reconociendo sus aportes históricos (por más polémicos que sean) en la identidad occidental. Estas cosas despiertan reacciones anticlericales en cualquiera.

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