martes, 22 de noviembre de 2011

El revolucionario desnudo de Aliaa


EGIPTO. MUJER CAUSA ENORME POLÉMICA EN UNA SOCIEDAD CONSERVADORA
Por: Francisco Carrión
Martes 22 de Noviembre del 2011

EL CAIRO. Con 20 años recién cumplidos, Aliaa Magda Elmahdy se ha convertido en protagonista de un desnudo tan histórico como escandaloso para la conservadora sociedad egipcia. Hace unos días la joven, estudiante de Comunicación en la elitista Universidad Americana, difundió a través de su blog un transgresor autorretrato en blanco y negro en el que aparece sin más atuendo que unas medias y unos zapatos de color rojo.

En cuestión de horas, la imagen corrió como la pólvora por la red y desató una tormenta de críticas y adhesiones. Su página recibió más de 1,5 millones de visitas y en Twitter el ‘hashtag’ #NudePhotoRevolutionary acogió una media de cuatro mensajes nuevos por segundo.

“Ha sido una respuesta a la sociedad. Rechazo la idea conservadora que mira a la mujer como un simple objeto sexual”, explica a El Comercio Aliaa.

“Quiero que se acepte al ser humano tal y como es. Las egipcias están reprimidas y las chicas de mi edad se sienten despreciadas”, agrega. La joven publicó el fotograma junto a unas líneas tan incendiarias como el explícito contenido gráfico: “Quítense la ropa y mírense en el espejo; quemen sus cuerpos que desdeñan y despréndanse de sus complejos sexuales para siempre, antes de lanzarme acusaciones racistas o negarme la libertad de expresión”.

Su ataque a un statu quo que en nombre de las tradiciones y la religión condena a las mujeres no es su primera batalla. Hostigada por un progenitor intransigente, esta hija única escapó de casa hace cinco meses.

“Mi familia quiere verme casada y de ama de casa como el resto de mis compañeras”, señala mientras relata cómo cruzó el umbral del hogar familiar. “Mi padre se empeñó en acompañarme diariamente a la universidad para evitar que pasara tiempo con mi novio Karim. Discutimos, me golpeó y me prohibió salir. Hasta que una mañana lo convencí para que me permitiera asistir a clase y ya no regresé”.

La voz de Aliaa dice reunir varias sensibilidades que cuentan con escasa aceptación en las calles egipcias. Se declara feminista y atea desde los 13 años, cuando reflexionó sobre la visión de la mujer en el islam y llegó a la conclusión de que “el ser humano debe rebelarse cuando se le impone un dogma”. Y vegetariana: “Mis padres aspiraban a que fuera ‘una persona normal’. Hasta me criticaban por cambiar mi dieta”. Una modernidad difícil de comprender para los habitantes de un país donde desde hace cuatro décadas las mujeres sufren una revolución silenciosa que ha desterrado de su vestuario las minifaldas atrevidas y las cabelleras sueltas que se lucían antaño. Ahora triunfa la recatada moda de cuellos altos, vestidos holgados, mangas largas y hiyab (pañuelo islámico).

“Espero que la sociedad cambie porque nada se mantiene para siempre”, declara Aliaa, que sueña con ser periodista y tener hijos.

Fuente: EL COMERCIO

sábado, 12 de noviembre de 2011

El Apartheid Persiste

Por: Yoani Sánchez*
AMÉRICA ECONOMÍA


Reinaldo afirmaba que sí, insistía e insistía. Yo, sin embargo, soy de la generación que de antemano piensa que casi todo está prohibido, que me van a regañar a cada paso e impedir cualquier cosa que se me ocurra. Así que, por esta vez, la discusión matrimonial fue intensa.

Él aseguraba que podríamos abordar aquel barco para mirar la bahía de Cienfuegos desde el vaivén de sus olas; a mí la vocecita interior me gritaba que tanto disfrute no podía estar al alcance de los nacionales. Por un par de horas, creí que el optimista de mi marido, al estilo de un Cándido tropical, se saldría con la suya.

Fuimos hasta la oficina de la marina, cercana al hotel Jagua, y allí un funcionario nos vendió un par de tiques para el ansiado paseo. Nunca ocultamos nuestro atropellado acento habanero, ni siquiera intentamos hacernos pasar por extranjeros, pero nadie nos pidió una identificación. Sentíamos que ya un par de asientos a bordo del yate “Flipper” tenían nuestros nombres y el murmullo del escepticismo se iba apagando dentro de mi cabeza.

Llegamos al muelle con media hora de antelación. Los turistas de piel enrojecida comenzaron a subir a la embarcación. Rei y yo alcanzamos una esquina espectacular desde donde sacaríamos fotos de esa bahía tan grande como un mar. El sueño duró apenas cinco minutos. Cuando el capitán nos escuchó hablar preguntó si éramos cubanos. Un rato después, nos informaban que debíamos bajar a tierra: “el paseo en barco está prohibido para los nacionales en todas las marinas del país”.

Rabia, ira, vergüenza de portar este pasaporte azul que nos hace culpables -por anticipado- ante la ley de nuestra propia nación. Sensación de estafa al comparar el discurso oficial de supuesta apertura con esta realidad de exclusión y estigma. Tuvimos ganas de hacer un escándalo y aferrarnos a la baranda para obligarlos a sacarnos por la fuerza, pero ¿hubiera servido de algo?

Mi marido desempolvó su francés y le contó al grupo de europeos lo que estaba ocurriendo. Se miraron extrañados, cuchichearon entre ellos. Ninguno desembarcó -en solidaridad con los excluidos- de aquel tour por las costas de nuestra isla; a ninguno le resultó intolerable disfrutar de algo que a los nativos nos está vedado.

El Flipper zarpó, la estela del apartheid fue visible durante unos segundos y después se volvió a camuflar entre las oscuras aguas de la bahía. El rostro del músico Benny Moré –en una pancarta cercana- parecía haber cambiado su risa por una mueca. A un lado de su barbilla estaba escrito el famoso estribillo “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí…”. Salimos de aquel lugar. Reinaldo derrotado en su ilusión y yo triste de que mi recelo triunfara. Caminamos por la carretera de Punta Gorda mientras le dábamos forma a una idea: “si el Benny hubiera vivido en los tiempos que corren, también lo habrían bajado -como a un perro sarnoso- de ese yate”.


*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.
Yoani Sánchez es Licenciada en Filología. Reside en La Habana, Cuba, es una de las blogueras más destacadas en el mundo de habla hispana. Entre otras distinciones, por su trabajo en el blog Generación Y, ha recibido los premios Ortega y Gasset (2008), 25 Mejores Blogs Time-CNN (2009), María Moors Cabot (2009) y Príncipe Claus (2010), éste último, por haber sido seleccionada entre los 60 heroes de la libertad de expresión por el Instituto Internacional de Prensa (IPI), con sede en Viena, Austria.

domingo, 23 de octubre de 2011

La Verdad según Ollanta Humala

Por: Ricardo Trotti Periodista
EL COMERCIO
23-10-11


El presidente peruano Ollanta Humala filosofó sobre la verdad al inaugurar la Asamblea General 67 de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), diciendo que los periodistas, así como los curas y los soldados, deben tener esa virtud como el norte de sus disciplinas.

La comparación suena bien, pero pudiera generar engaños entre los desprevenidos. Varios gobiernos progresistas de la región, como los de Venezuela, Ecuador y Bolivia, incluyeron la cláusula de “información veraz” en sus reformadas constituciones, la que pronto utilizaron como punta de lanza para justificar leyes, y censurar a medios de comunicación y periodistas. La Ley de Responsabilidad Social en Venezuela, creada a esas instancias en el 2004, es el arma que usó el presidente Hugo Chávez para cerrar RCTV, 34 emisoras, y que esta semana le sirvió para imponer una sanción millonaria contra Globovisión por informar sobre el amotinamiento en una cárcel, hecho que el Gobierno hubiera preferido ocultar.

En todos los casos, el mensaje es claro: quien no se ajusta a la “verdad oficial” puede ser castigado. Si bien Humala puso énfasis en “el irrestricto respeto a la libertad de prensa”, también argumentó que los medios deben “informar con la verdad, sin dejarse influir por los intereses económicos”. Aunque son atinadas referencias a parte de la prensa peruana que alquilaba titulares y se prestaba a extorsionar en nombre del régimen de Alberto Fujimori, también suena a los artilugios usados por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, que promulgó, en estos días, una ley que prohíbe a los dueños de medios tener otro tipo de negocios.

Por más ético y coherente que parezca el reclamo, la excusa de la verdad siempre ha sido manipulada para restringir y limitar.

El propio Humala ya ha demostrado que la verdad es relativa, porque no solo está determinada por hechos contrastables, sino por el tiempo y el contexto. ¿O acaso su verdad no fue diferente en las campañas electorales del 2006 y 2010? ¿No fue primero partidario del presidente venezolano Hugo Chávez y luego del ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, habiendo sido la misma persona y teniendo las mismas convicciones?

En todo caso, el objetivo común que comparten comunicadores, militares y sacerdotes no es la verdad en sí misma, sino su búsqueda permanente. Para los curas, la verdad es absoluta por tratarse de la existencia de Dios y el camino de salvación. Para los militares, esta no está sometida a la credibilidad o falsedad de un hecho, sino al principio de obediencia. Y para los periodistas, como también para los jueces, la veracidad es relativa, dependiendo de los distintos puntos de vista que sobre un mismo hecho pueden aportar varias fuentes.

La búsqueda de la verdad tampoco es infalible. El Vaticano demoró siglos antes de reparar la memoria del astrónomo Galileo Galilei, quien, en 1633, fue declarado hereje porque había demostrado que la Tierra no era el centro del universo. También muchas fuerzas armadas del sur del continente atormentaron a varias generaciones justificándose en la obediencia debida, mientras numerosos medios, como “News of the World”, tergiversaron, omitieron y delinquieron en nombre del arte de informar.

Humala acertó cuando dijo que la tarea de la prensa es fiscalizar y “necesitamos que nos digan la verdad cuando nos equivocamos”. Pero erró cuando comparó al periodismo con el sacerdocio, “a ponerse la sotana del amor”, como si este oficio estuviera obligado a una verdad absoluta. Es una visión apoteósica de la prensa que también comparten muchos presidentes, como el uruguayo José Mujica, que ante la menor “violación” a ese llamado sacrosanto a ser veraces, amenazó con disciplinar a los medios con una ley de prensa y con quitarles la publicidad oficial, en la creencia de que son las informaciones sobre hechos violentos las que generan inseguridad, y no la inacción del gobierno.

Ojalá que el presidente Ollanta Humala se convenza de que más que la verdad, la libertad es el valor que antecede a cualquier otra virtud humana y social.

De lo contrario, en nombre de “su” verdad, pudiera comenzar a cometer los mismos errores y abusos de poder que algunos de sus colegas.

lunes, 19 de septiembre de 2011

El Valor de la Duda

Por: Richard Webb
EL COMERCIO
19-09-11


El infante nace con fe absoluta. Empieza su vida en una burbuja mental de seguridad porque todavía no tiene referencias sobre el mundo que le permitan reflexionar, y porque su instinto le manda buscar lo cómodo.

La inseguridad es dolorosa y debilitante. La fe ciega del infante es el estado primitivo, o “default” de su mente. La duda, más bien, se aprende a contracorriente de la naturaleza.

Desde el primer instante de la vida hasta el último, lo agradable es sentirse seguro y creer que tenemos la razón. Dudar y reflexionar exige un dominio de sí mismo parecido al del atleta. Quien se queda cómodamente tirado en la cama, no gana las carreras; el atleta sufre el frío de la calle en las mañanas, y el que piensa por sí mismo sufre el frío de la inseguridad y el riesgo de la discrepancia social.

Dudar es ir más allá de la primera impresión. Para el filósofo Spinoza, el hombre está programado para aceptar como verdad cualquier afirmación, en primera reacción.

Esa hipótesis es hoy confirmada por la neurociencia. Equipos que “ven” el cerebro, detectan que lo placentero y rápido es asentir. Disentir le cuesta tiempo e incomodidad.

Aprender a dudar debería ser un objetivo principal de la educación. Lamentablemente, nuestra cultura educativa prioriza la aceptación, la repetición, las certezas, la fe infantil.

En el debate público percibimos cómo, en vez de reflexión, prima la necesidad de afirmar la verdad propia, y en vez de paciencia, una apasionada insistencia en interpretaciones parcializadas. ¿Cómo entender sino la polarización acerca del papel que debe ejercer la Iglesia Católica en la PUCP? ¿O las radicalizadas opiniones acerca del cambio climático, cuya causa humana es fervorosamente rechazada por gran parte de las población norteamericana y europea?

¿O la aun más radicalizada polarización política en las elecciones presidenciales recientes? ¿O la pasión con que algunos afirman la necesidad de más gasto fiscal para curar la recesión mundial, mientras otros, con igual pasión, afirman lo contrario?

Las afirmaciones exceden largamente la evidencia también en el debate sobre la distribución desigual de ingresos, mal social que para algunos viene mejorándose, para otros empeorando.

Nos aferramos a las certezas, y nos damos el gusto emotivo del grito partidario y de ser dueños de la verdad, lo que no contribuye a la solución del problema mismo.

Es hora de acabar con ese autoengreimiento mental y de sentarnos a resolver problemas sin gritos y sin verdades absolutas.

sábado, 27 de agosto de 2011

Cinco Años

Por: Yoani Sánchez*
AMÉRICA ECONOMÍA
27-08-11


¡Se acabó el chocolatín!, gritaron mis dos amigos al abrirles la puerta aquella noche del 31 de julio de 2006. Aludían, con su improvisada consigna, al último plan impulsado por Fidel Castro de distribuirle una cuota de chocolate a cada cubano en el mercado racionado.

Cuando tocaron el timbre, faltaban solo dos horas para entrar al primer día de agosto y Carlos Valenciaga ya había leído en la televisión una inesperada proclama anunciando la enfermedad del Máximo Líder.

Las luces del Consejo de Estado se veían extrañamente encendidas y un silencio anómalo se había instalado sobre la ciudad. Durante esa larga madrugada, nadie podría pegar un ojo en nuestra casa.

Cuando iban por el segundo vaso de ron, mis amigos comenzaron a contar cuántas veces habían proyectado aquel día, vaticinado aquella noticia. Él, trovador; ella, productora de televisión. Ambos nacieron y crecieron bajo el poder de un mismo presidente que había determinado hasta los más pequeños detalles de sus vidas. Yo los oía hablar y me sorprendía su desahogo, la catarata de deseos futuros que ahora afloraba. Quizás ellos se sentían más libres después de aquel anuncio. El tiempo les haría comprender que mientras nosotros chachareábamos sobre el porvenir, otros hacían que el paquete de la sucesión quedara atado y bien atado.

Cinco años después, el país ha sido transferido completamente por vía sanguínea. Raúl Castro ha recibido en herencia una nación, sus recursos, sus problemas y hasta sus habitantes. Todo lo que ha hecho en este último quinquenio brota del imperativo de no perder esa posesión familiar que le ha dejado su hermano.

La lentitud de sus reformas, la tibieza y superficialidad de estas, están marcadas en parte por sentirse beneficiario de un patrimonio que le ha sido encargado. ¿Y mis amigos?, se preguntarán ustedes. Pues se alejaron asustados cuando comprendieron que bajo el mandato del hermano menor la represión seguía y la penalización a la opinión estaba intacta. Nunca más volvieron a tocar mi puerta, ni a entrar a ese lugar donde en el 2006 llegaron gritando y creyendo que el mañana ya había comenzado.

* Yoani Sánchez es Licenciada en Filología. Reside en La Habana, Cuba, es una de las blogueras más destacadas en el mundo de habla hispana. Entre otras distinciones, por su trabajo en el blog Generación Y, ha recibido los premios Ortega y Gasset (2008), 25 Mejores Blogs Time-CNN (2009), María Moors Cabot (2009) y Príncipe Claus (2010), éste último, por haber sido seleccionada entre los 60 heroes de la libertad de expresión por el Instituto Internacional de Prensa (IPI), con sede en Viena, Austria.

Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.

lunes, 23 de mayo de 2011

Premio Nobel del Rencor

Por: Jaime Bayly
PERÚ 21
23-05-11


Mario Vargas Llosa es un gran escritor y, sin duda, merece el Premio Nobel de Literatura. Pero cuando escribe y habla de política se equivoca a menudo, y a veces se equivoca bochornosamente.

Para comenzar, no siempre Vargas Llosa fue un demócrata. Vargas Llosa aplaudió con júbilo y alborozo a la dictadura del general Juan Velasco. Vargas Llosa se declaró “revolucionario”, es decir partidario de aquella dictadura. No lo digo yo. Lo escribió el propio Vargas Llosa en marzo de 1975, en una carta dirigida al general Juan Velasco, a quien no llamaba dictador (como llama rabiosamente “dictador, ladrón y asesino” al presidiario Alberto Fujimori), sino a quien llamaba, respetuosa y adulonamente, “Señor Presidente”. Juan Velasco dio un golpe militar y fue un dictador más cruel y más torpe aún que Fujimori y sin embargo, en 1975, Vargas Llosa se hincaba de rodillas ante el dictador Velasco y le decía: “Con la misma firmeza con que he aplaudido todas las reformas de la revolución, como la entrega de la tierra a los campesinos, la participación de los trabajadores en la gestión y propiedad de las empresas, el rescate de las riquezas naturales y la política nacional independiente…”. Leyó usted bien: al séptimo año de la dictadura militar de Juan Velasco, Mario Vargas Llosa se jactaba de aplaudir “con firmeza” las reformas (o sea, los atropellos) de la revolución (o sea, de la dictadura), y no algunas, sino “todas las reformas de la revolución”. Claro, al señor Vargas Llosa, revolucionario adulón del dictador Velasco, que aplaudía “con firmeza” las barbaridades que perpetraba esa dictadura, no le habían quitado una hacienda, como a mi abuelo Roberto, que en paz descanse, ni le habían robado un banco, ni le habían expropiado unas minas o unos campos de petróleo en los que él había invertido millones de dólares. No, claro que no: a Vargas Llosa poco y nada le importaban el abuso y el despojo que sufrieron los agricultores, los banqueros, los empresarios y los inversionistas extranjeros, porque a él no le quitaron nada, y por eso aplaudía “con firmeza” no una sino “todas las reformas de la revolución”, y no en 1968, cuando recién se instalaba esa dictadura, sino en 1975, cuando el dictador Velasco estaba a punto de ser desalojado del poder.

Pero eso no es todo. En marzo de 1975, dirigiéndose en tono untuoso al “Señor Presidente Juan Velasco Alvarado”, Mario Vargas Llosa escribía lo siguiente: “Hay el peligro de que la Revolución Peruana, como muchas otras, deje de serlo. Nada me entristecería más que eso ocurriera”. Es decir, Vargas Llosa en 1975 estaba triste y acongojado no porque se había instalado una dictadura comunista en el Perú. No, no: estaba triste, acongojado y alarmado porque esa dictadura (que él llamaba servilmente “revolución”) corría el peligro de desaparecer.

Pues esto demuestra que Mario Vargas Llosa no es políticamente infalible y que su penosa defensa del golpista Ollanta Humala no resulta la primera vez en que el talentoso escritor defiende a un golpista, pues ya antes, como se ha demostrado, aplaudió y defendió al golpista Juan Velasco, y aplaudió y defendió los atropellos contra la legalidad y la propiedad privada que esa dictadura perpetró.

Sobre Ollanta Humala, a quien ahora apoya, Mario Vargas Llosa ha escrito algunas líneas que conviene recordar.

No hace mucho, en entrevista concedida a la televisión peruana, Vargas Llosa dijo: “Estoy seguro de que si Ollanta Humala hubiese ganado las elecciones, la democracia peruana habría sido destruida y el Perú estaría al nivel de Bolivia, Ecuador o Venezuela”.

Hace pocos años, Mario Vargas Llosa escribió que los hermanos Ollanta y Antauro Humala “han tomado del nazismo el ideal de la pureza racial”, es decir llamó neonazis o racistas a Ollanta y Antauro Humala.

Hace pocos años, Mario Vargas Llosa escribió: “El movimiento etnocacerista quiere armar al Perú para declararle la guerra a Chile y así recuperar Arica”. Que se sepa, cuando Antauro Humala, cumpliendo órdenes expresas de su hermano Ollanta Humala, dio el golpe militar de Andahuaylas hace seis años, Ollanta Humala dijo que los golpistas asesinos “no son subversivos, son unos patriotas”, y dijo además que el golpe de su hermano era “una acción viril” y declaró que él, Ollanta Humala, se consideraba “una pieza del engranaje del movimiento etnocacerista”.

Hace pocos años, Mario Vargas Llosa escribió que el movimiento de los hermanos Ollanta y Antauro Humala “puede parecer payaso, cavernario y estúpido, y sin duda también lo es, pero sería una grave equivocación suponer que, debido a lo primario y visceral de su propuesta, el movimiento está condenado a desaparecer”. En efecto, Ollanta y Antauro Humala siguen siendo “payasos, cavernarios y estúpidos”, como bien los describió Mario Vargas Llosa, y su movimiento no parece condenado a desaparecer, pues Ollanta Humala, con el voto de Vargas Llosa (pero en ningún caso con mi voto), podría ser elegido Presidente del Perú en dos semanas.

No deja de ser curioso que Mario Vargas Llosa esté impaciente por elegir Presidente del Perú a un sujeto al que calificaba de “nazi, racista, payaso, cavernario y estúpido”.

Pero además, hace pocos años Mario Vargas Llosa estaba seguro de que Ollanta Humala era “protegido y fiel discípulo” del dictador venezolano Hugo Chávez, como en efecto era y sigue siéndolo, por mucho que ahora intente disimularlo con embustes. Vargas Llosa escribió hace poco que si Ollanta Humala ganase las elecciones “continuará en el Perú” las políticas de los dictadores Hugo Chávez y Juan Velasco Alvarado. Más aún, Vargas Llosa escribió: “El país todavía no se recupera del todo de aquella catástrofe que el general Velasco y su mafia castrense causaron al Perú. Ese es el modelo que el comandante Chávez y su discípulo, el comandante Ollanta Humala, quisieran –con la complicidad de los electores obnubilados– ver reinstaurado en el Perú y en toda América Latina”.

Es decir que hace poco Mario Vargas Llosa estaba seguro de que había que estar “obnubilado”, es decir aturdido, es decir atontado, es decir idiotizado, para votar por Ollanta Humala, pues en caso de llegar Ollanta Humala al gobierno peruano, aplicaría las políticas fracasadas de Hugo Chávez y Juan Velasco Alvarado.

¿En qué momento se obnubiló Mario Vargas Llosa para terminar votando por Ollanta Humala, a quien describió como “nazi, racista, payaso, cavernario, estúpido, discípulo y protegido de Hugo Chávez y caudillo bárbaro”?

¿Cómo y por qué Mario Vargas Llosa, que antes decía que había que estar “obnubilado” para votar por Ollanta Humala, de pronto se obnubiló él mismo y ahora nos pide, masivamente obnubilado, que votemos por Ollanta Humala?

Es bien simple: Primero, Mario Vargas Llosa no es políticamente infalible, y así como en 1975 aplaudía con firmeza “todas las reformas” (entiéndase, los atropellos y abusos) del dictador Velasco, ahora, en 2011, pide que los peruanos votemos por el golpista probado y admirador de dictadores, Ollanta Humala. Segundo, Mario Vargas Llosa se obnubiló, es decir se aturdió, es decir se atontó políticamente, cuando tuvo que elegir entre el golpista probado, “el racista, el payaso, el estúpido, el cavernario de Ollanta Humala” (y no lo digo yo: lo escribió él) y la señora Keiko Fujimori. De pronto, Vargas Llosa, turbado por el rencor, cegado por el odio, vio obnubilada su lucidez y atribuyó perversamente los crímenes y atrocidades de Alberto Fujimori a su hija mayor, Keiko Fujimori, y se paseó por el mundo esparciendo mentiras grotescas, por ejemplo que si la señora Keiko Fujimori es elegida presidenta “liberará a Montesinos y la mafia de Montesinos volverá al poder”, por ejemplo que, como la señora Keiko Fujimori “es hija de un ladrón y un asesino”, entonces de todos modos ella también es una ladrona y una asesina, viles oficios en los que, si no se ha inaugurado aún, se estrenará apenas jure como presidenta, puesto que, según la lógica viciosa y perversa de Vargas Llosa (hijo de un hombre que le pegaba a su esposa, lo que no creo que se transmita genéticamente, pues me resisto a creer que Mario Vargas Llosa le pegaba a su tía y luego a su prima hermana) la hija de “un ladrón y un asesino” está condenada, por el mandato de sus genes, a ser inexorablemente una ladrona y una asesina.
Bien ganado se tiene Mario Vargas Llosa el Premio Nobel de Literatura. Pero, si hemos de ser justos, la Academia Sueca debería concederle también el Premio Nobel al Rencor, o cuando menos el Premio Nobel al Elector Obnubilado.

lunes, 16 de mayo de 2011

Stephen Hawking: "El paraíso después de la muerte es un cuento de hadas"

El científico considera que no hay nada después del momento en que el cerebro deja de funcionar

Lunes 16 de mayo de 2011 - 03:24 pm
(Reuters)

Londres (EFE). El reconocido científico británico Stephen Hawking, autor de “Una breve historia del tiempo”, cree que la idea del paraíso y de la vida después de la muerte es un “cuento de hadas” de gente que tiene miedo a fallecer.

Así lo afirmó el científico más destacado del Reino Unido en una entrevista publicada hoy en el periódico británico “The Guardian”, en la que vuelve a poner énfasis en su rechazo a las creencias religiosas y considera que no hay nada después del momento en que el cerebro deja de funcionar.

Hawking resalta que su enfermedad -la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)- le ha llevado a disfrutar más de la vida a pesar de las dificultades que ello implica, ya que el mal que padece es neuro-degenerativo progresivo y le impide moverse y hablar.

“He vivido con la perspectiva de una muerte prematura durante los últimos 49 años. No tengo miedo de morir, pero no tengo prisa por morirme. Es mucho lo que quiero hacer antes”, dijo el científico.

“Yo considero al cerebro como una computadora que dejará de funcionar cuando fallen sus componentes. No hay paraíso o vida después de la muerte para las computadoras que dejan de funcionar, ese es un cuento de hadas de gente que le tiene miedo a la oscuridad”, señaló el ex catedrático de Matemáticas Aplicadas y Física Teórica de la Universidad de Cambridge.

En su entrevista, Hawking, de 69 años, resalta la importancia de disfrutar de la vida y hacer cosas buenas y se refiere también a las pequeñas fluctuaciones cuánticas, que en el comienzo del universo fueron las “semillas” que dieron paso a la formación de las galaxias, las estrellas y la vida humana.

El científico, que habla con la ayuda de un sintetizador de voz, sugiere que sería posible descifrar nuestros orígenes con instrumentos modernos, que podrían ayudar a detectar antiguas huellas en la luz espacial dejada en los primeros momentos de la formación del universo.

Fuente: EL COMERCIO