martes, 22 de noviembre de 2011

El revolucionario desnudo de Aliaa


EGIPTO. MUJER CAUSA ENORME POLÉMICA EN UNA SOCIEDAD CONSERVADORA
Por: Francisco Carrión
Martes 22 de Noviembre del 2011

EL CAIRO. Con 20 años recién cumplidos, Aliaa Magda Elmahdy se ha convertido en protagonista de un desnudo tan histórico como escandaloso para la conservadora sociedad egipcia. Hace unos días la joven, estudiante de Comunicación en la elitista Universidad Americana, difundió a través de su blog un transgresor autorretrato en blanco y negro en el que aparece sin más atuendo que unas medias y unos zapatos de color rojo.

En cuestión de horas, la imagen corrió como la pólvora por la red y desató una tormenta de críticas y adhesiones. Su página recibió más de 1,5 millones de visitas y en Twitter el ‘hashtag’ #NudePhotoRevolutionary acogió una media de cuatro mensajes nuevos por segundo.

“Ha sido una respuesta a la sociedad. Rechazo la idea conservadora que mira a la mujer como un simple objeto sexual”, explica a El Comercio Aliaa.

“Quiero que se acepte al ser humano tal y como es. Las egipcias están reprimidas y las chicas de mi edad se sienten despreciadas”, agrega. La joven publicó el fotograma junto a unas líneas tan incendiarias como el explícito contenido gráfico: “Quítense la ropa y mírense en el espejo; quemen sus cuerpos que desdeñan y despréndanse de sus complejos sexuales para siempre, antes de lanzarme acusaciones racistas o negarme la libertad de expresión”.

Su ataque a un statu quo que en nombre de las tradiciones y la religión condena a las mujeres no es su primera batalla. Hostigada por un progenitor intransigente, esta hija única escapó de casa hace cinco meses.

“Mi familia quiere verme casada y de ama de casa como el resto de mis compañeras”, señala mientras relata cómo cruzó el umbral del hogar familiar. “Mi padre se empeñó en acompañarme diariamente a la universidad para evitar que pasara tiempo con mi novio Karim. Discutimos, me golpeó y me prohibió salir. Hasta que una mañana lo convencí para que me permitiera asistir a clase y ya no regresé”.

La voz de Aliaa dice reunir varias sensibilidades que cuentan con escasa aceptación en las calles egipcias. Se declara feminista y atea desde los 13 años, cuando reflexionó sobre la visión de la mujer en el islam y llegó a la conclusión de que “el ser humano debe rebelarse cuando se le impone un dogma”. Y vegetariana: “Mis padres aspiraban a que fuera ‘una persona normal’. Hasta me criticaban por cambiar mi dieta”. Una modernidad difícil de comprender para los habitantes de un país donde desde hace cuatro décadas las mujeres sufren una revolución silenciosa que ha desterrado de su vestuario las minifaldas atrevidas y las cabelleras sueltas que se lucían antaño. Ahora triunfa la recatada moda de cuellos altos, vestidos holgados, mangas largas y hiyab (pañuelo islámico).

“Espero que la sociedad cambie porque nada se mantiene para siempre”, declara Aliaa, que sueña con ser periodista y tener hijos.

Fuente: EL COMERCIO

sábado, 12 de noviembre de 2011

El Apartheid Persiste

Por: Yoani Sánchez*
AMÉRICA ECONOMÍA


Reinaldo afirmaba que sí, insistía e insistía. Yo, sin embargo, soy de la generación que de antemano piensa que casi todo está prohibido, que me van a regañar a cada paso e impedir cualquier cosa que se me ocurra. Así que, por esta vez, la discusión matrimonial fue intensa.

Él aseguraba que podríamos abordar aquel barco para mirar la bahía de Cienfuegos desde el vaivén de sus olas; a mí la vocecita interior me gritaba que tanto disfrute no podía estar al alcance de los nacionales. Por un par de horas, creí que el optimista de mi marido, al estilo de un Cándido tropical, se saldría con la suya.

Fuimos hasta la oficina de la marina, cercana al hotel Jagua, y allí un funcionario nos vendió un par de tiques para el ansiado paseo. Nunca ocultamos nuestro atropellado acento habanero, ni siquiera intentamos hacernos pasar por extranjeros, pero nadie nos pidió una identificación. Sentíamos que ya un par de asientos a bordo del yate “Flipper” tenían nuestros nombres y el murmullo del escepticismo se iba apagando dentro de mi cabeza.

Llegamos al muelle con media hora de antelación. Los turistas de piel enrojecida comenzaron a subir a la embarcación. Rei y yo alcanzamos una esquina espectacular desde donde sacaríamos fotos de esa bahía tan grande como un mar. El sueño duró apenas cinco minutos. Cuando el capitán nos escuchó hablar preguntó si éramos cubanos. Un rato después, nos informaban que debíamos bajar a tierra: “el paseo en barco está prohibido para los nacionales en todas las marinas del país”.

Rabia, ira, vergüenza de portar este pasaporte azul que nos hace culpables -por anticipado- ante la ley de nuestra propia nación. Sensación de estafa al comparar el discurso oficial de supuesta apertura con esta realidad de exclusión y estigma. Tuvimos ganas de hacer un escándalo y aferrarnos a la baranda para obligarlos a sacarnos por la fuerza, pero ¿hubiera servido de algo?

Mi marido desempolvó su francés y le contó al grupo de europeos lo que estaba ocurriendo. Se miraron extrañados, cuchichearon entre ellos. Ninguno desembarcó -en solidaridad con los excluidos- de aquel tour por las costas de nuestra isla; a ninguno le resultó intolerable disfrutar de algo que a los nativos nos está vedado.

El Flipper zarpó, la estela del apartheid fue visible durante unos segundos y después se volvió a camuflar entre las oscuras aguas de la bahía. El rostro del músico Benny Moré –en una pancarta cercana- parecía haber cambiado su risa por una mueca. A un lado de su barbilla estaba escrito el famoso estribillo “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí…”. Salimos de aquel lugar. Reinaldo derrotado en su ilusión y yo triste de que mi recelo triunfara. Caminamos por la carretera de Punta Gorda mientras le dábamos forma a una idea: “si el Benny hubiera vivido en los tiempos que corren, también lo habrían bajado -como a un perro sarnoso- de ese yate”.


*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.
Yoani Sánchez es Licenciada en Filología. Reside en La Habana, Cuba, es una de las blogueras más destacadas en el mundo de habla hispana. Entre otras distinciones, por su trabajo en el blog Generación Y, ha recibido los premios Ortega y Gasset (2008), 25 Mejores Blogs Time-CNN (2009), María Moors Cabot (2009) y Príncipe Claus (2010), éste último, por haber sido seleccionada entre los 60 heroes de la libertad de expresión por el Instituto Internacional de Prensa (IPI), con sede en Viena, Austria.